Nuestras mascotas en la residencia
¿Pueden vivir nuestras mascotas en la residencia? Muchos ancianos viven solos y tener a su lado a un perro, gato, pájaro… les ayuda a no aislarse, a tener una obligación para salir a la calle, relacionarse con gente, en definitiva, sentirse útiles. Todas estas actividades llevan implícitos beneficios tales como no sufrir depresión, mejorar su sistema cardiovascular…
Cuando nuestro mayor necesita de unos cuidados que en casa ya es complicado dárselos, se empieza a barajar la idea de buscar un centro donde se le preste la ayuda necesaria.
Cuando la decisión de ingresar a nuestro mayor en una residencia ya está madura y después de centrarnos precisamente en ellos, nos surge otra cuestión con la que no contábamos, ¿Qué hacemos con la mascota que vive con él? Son muchas las opciones que acuden a nuestra mente, que se lo quede alguien de la familia, buscarle un hogar con alguien de confianza…
Si bien nos estamos concienciando más de que no se trata de simples animales sino que son parte de nuestra familia y que son seres sintientes, aún no hemos trasladado este hecho a evitar la separación de un mayor de su peludo. Es por ello que, aunque no sean muy conocidas, hay en las que pueden estar nuestras mascotas en la residencia.
En Residencia Barcelona se tomó esta decisión desde que se abrió el centro. En un primer momento, no se le dio tanta relevancia al hecho de que se permitiera el ingreso de animales, pero con el paso de los años se ha visto que somo un centro de los pocos que hay en España donde se da está situación.
Entendemos que los animales de compañía de nuestros mayores son una extensión de sí mismo, es decir, forman parte de su familia, de su vida cotidiana, de sus momentos dulces y de los amargos. Una razón importante para que el animal acompañe a su dueño en su nuevo hogar es que, aportan a nuestros mayores una serie de beneficios increíbles: mejoran la calidad de vida en muchos aspectos, motivan la atención del anciano y despiertan su interés, ayudan a reducir el estrés del anciano simplemente con una caricia, con abrazarlos… Jugando con ellos, ayudan a estimularlos mentalmente a través del tacto, el olfato, el oído, y la mente se pone en marcha a nivel de recuerdos, de situaciones vividas…
En definitiva, que nuestro mayor pueda convivir con su mascota en la residencia como si estuviera en casa es posible, siempre y cuando el animal cumpla unos requisitos de salud ya que ha de convivir con más gente.
Foto de Terricks Noah en Pexels