Las unidades de convivencia son un modelo pionero de atención a las personas mayores que funciona con gran éxito desde hace muchos años en el norte de Europa. Su objetivo es evitar la institucionalización y proporcionar mayor intimidad a los usuarios. Nosotros hemos adaptado el modelo a las necesidades y particularidades de nuestros mayores.
Son núcleos más pequeños dentro de una residencia, pensados para que los usuarios se sientan como en casa. Serían el equivalente a compartir un piso en una gran comunidad de vecinos.
Cada unidad de convivencia está formada por un grupo reducido de personas. Tiene habitaciones privadas que los residentes pueden personalizar a su gusto y espacios comunes e independientes: cocina abierta, comedor, sala de estar, terraza. También tienen acceso a los servicios comunes a toda la residencia: huerto urbano, sala de actos, gimnasio, petanca, peluquería…Es decir, que combina tanto los espacios públicos como los privados.
Los residentes pueden llevar una vida más autónoma y estar atendidos. Pueden cocinar con los compañeros, salir a la calle, recibir a la familia para ver una película o charlar y hacer vida de barrio.